Cuando uno tiene la desgracia de perder un diente propio tiene que reponerlo por uno artificial, ya que sino con el tiempo los otros dientes tienden a querer tapar el agujero y la dentadura puede descolocarse. Una de las opciones más económicas es la colocación de un puente dental fijo.
En Clínica dental de Terrassa te explicamos en qué consiste un puente dental fijo y las principales ventajas y desventajas que implica su colocación en tu boca.
Un puente de porcelana se utiliza para reemplazar una pieza dental perdida. Basta con perder un solo diente para que se pueda colocar un puente dental. Aunque este también se puede colocar para reemplazar dos, tres o más dientes perdidos.
Un puente necesita dos estructuras a los lados para soportar el diente que va a reemplazar la pieza perdida.
Con solo perder una pieza dental o dos dientes, un odontólogo ya te puede aconsejar colocarte un puente dental para suplirlo. Después de esta sugerencia del profesional, el paciente es el que decide si quiere o no colocarse un implante.
Una vez tomada la decisión de colocarse un puente dental fijo entonces el dentista será el encargado de decidir cuál es el material más apropiado para el diente que colocará en la boca del paciente: metal, zirconio, porcelana, etc.
Antes de colocar un puente se realiza un estudio para determinar la altura del mismo, para definir los detalles estéticos y definir la funcionalidad del puente dental fijo.
Después de la realización de este pequeño estudio se procede a preparar los dientes vecinos donde se va a anclar el diente para la colocación efectiva del mismo. Se realiza un tallado para que encajen los pilares del puente y este quede perfectamente fijado.
Uno de los principales beneficios del puente dental fijo respecto a otras alternativas como el implante dental es el económico. Si de media un implante cuesta 1.000 euros, un puente dental cuesta unos 300 euros aproximadamente.
Otra ventaja de los puentes es que son fáciles de mantener limpios.
Además, los puentes son una buena solución para aquellas personas con los dientes de la boca desgastados, ya que evitan que las piezas de los dos lados del diente se muevan.
El principal inconveniente que presentan los puentes dentales fijos es que para rellenar el agujero que ha dejado la pieza perdida hay que tallar los dientes vecinos. Esta es la única manera de colocar correctamente el puente y que quede bien fijado.
La otra desventaja es económica. Ya que, si bien es verdad que los puentes dentales son más baratos que los implantes dentales, estos son más caros que los aparatos removibles, que también cumplen con una función similar a los puentes fijos.
Además, los puentes fijos pueden permitir la filtración entre el puente y el muñón dental y provocar la generación de caries. Y pueden originar la movilidad del muñón dental debido a la fuerza ejercida durante la masticación.
En función del metal utilizado para la realización del puente, este puede teñir el diente y la encía y empeorar la estética de la pieza.
Los puentes dentales quedan perfectamente cimentados en la boca del paciente y no se pueden sustraer en los siguientes 12 o 15 años. Por este motivo, conviene seguir una serie de sugerencias para no tener que lamentar desperfectos en la misma antes de tiempo:
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