La cirugía periodontal es más común de lo que crees, puede que nunca hayas sufrido ninguna dolencia que haya necesitado de este tratamiento, pero es probable que gente de tu entorno sí. Asimismo, es un procedimiento que puede generar miedo o que sea desconocido, por lo que en este artículo queremos resolver algunas de las dudas más comunes sobre este tratamiento.
Cuando hablamos de cirugía periodontal nos referimos al procedimiento quirúrgico que se realiza en el área de la periodoncia, la especialidad de la odontología que se ocupa de la salud de las encías y los tejidos de soporte de los dientes.
Existen diferentes tipos de cirugía periodontal, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y las necesidades del paciente. Las más comunes son: cirugía de colgajo, cirugía de injerto de tejido blando, cirugía de injerto de tejido óseo y cirugía de reducción de bolsas.
Este tipo de procedimiento es necesario cuando la enfermedad periodontal ha progresado y no se puede controlar con tratamientos menos agresivos y no quirúrgicos, es decir, en los siguientes casos:
Sin embargo, es importante saber que antes de realizar cualquier tratamiento, será necesario examinar el estado de la boca y el avance de la enfermedad periodontal para determinar cuál es el mejor tratamiento para cada caso.
La cirugía periodontal ofrece varios beneficios tanto de salud como estéticos. El más importante es que ayuda a tratar la enfermedad periodontal avanzada, deteniendo su progresión y preservando los dientes afectados, por lo que ayuda a tener una mejor salud bucodental. Al eliminar el sarro y limpiar las bolsas periodontales, la cirugía ayuda a restaurar la salud de los tejidos de soporte de los dientes, como el hueso y el ligamento periodontal. Además, puede reducir la recesión gingival, mejorando la estética de la sonrisa y protegiendo las raíces expuestas, por lo que ayudaría a mejorar la autoestima de la persona afectada. Este procedimiento también facilita una mejor higiene oral y mantenimiento, contribuyendo así a prevenir futuras complicaciones y mantener una buena salud bucal a largo plazo.
El proceso de cirugía periodontal se puede dividir en varias etapas. Primero, se realiza una evaluación completa del estado de la boca del paciente y se determina el tratamiento a seguir. A continuación, se administra anestesia y el cirujano periodontal realiza la incisión necesaria para acceder a los tejidos afectados y realizar el tratamiento específico, como la limpieza de las raíces de los dientes, la eliminación de bolsas periodontales o la colocación de injertos de tejido blando o hueso. Una vez completada la cirugía, el paciente deberá seguir las instrucciones de cuidado postoperatorio, se programan citas de seguimiento para monitorear la cicatrización y se recetan, en caso de que sea necesario, medicamentos para la inflamación y/o posibles molestias postoperatorias.
Este tipo de procedimiento, realmente, no es doloroso ya que se administra anestesia local durante la operación. Sin embargo, después de la cirugía es común experimentar molestias, por lo que se suele recetar analgésicos para controlar la sensibilidad o incomodidad que se pueda sentir.
Como ocurre con cualquier procedimiento quirúrgico, con la cirugía periodontal existen ciertos riesgos, aunque son poco frecuentes. Algunos de estos posibles riesgos incluyen infección, sangrado excesivo, dolor prolongado, sensibilidad dental, recesión gingival adicional, daño a los tejidos circundantes, mala cicatrización y rechazo de injertos.
Los resultados de la cirugía periodontal antes y después varían según el tipo de procedimiento y del paciente. Normalmente, desde las primeras semanas se pueden notar mejoras en la salud de las encías y de los tejidos de soporte de los dientes. Sin embargo, la cicatrización completa y los resultados finales pueden tardar unos meses en verse.
En cualquier caso, en caso de tener más dudas o unas preguntas más concretas, es importante consultar siempre con el dentista y seguir sus indicaciones.