Los dientes podridos son uno de los problemas bucodentales que más afectan a la estética de la sonrisa, pueden derivar en una enfermedad gingival que puede afectar al estado de los demás dientes y, además bajan las defensas y favorecen el desarrollo de patologías, por lo que afectan a la salud en general.
Llamar podrido a un diente es una forma de hablar coloquial y con ello nos referimos a dientes con mucha patología o enfermedad, lo que deriva en mucha destrucción del diente.
Un diente podrido por dentro es un diente que tiene afectada de forma severa su parte funcional y su parte estética. En este caso, las bacterias han provocado un daño grave en la superficie perjudicando la estructura interna.
Los síntomas de los dientes podridos suelen ser muy similares a los de las caries dentales avanzadas y pueden variar en intensidad según la persona y según la gravedad del deterioro dental. Los síntomas más comunes son los siguientes:
Es fundamental que si se experimenta uno o varios de estos síntomas se acuda de urgencias al dentista. El tratamiento temprano puede ayudar a prevenir complicaciones graves y a salvar el diente.
Los dientes podridos adultos suelen ser el resultado de una mala (o nula) higiene bucodental junto con otros malos hábitos que conducen a la degradación del tejido dental desencadenando patologías graves.
La falta de una rutina de higiene bucodental correcta hace que las bacterias, combinadas con la saliva, los ácidos y restos de comida formen una placa dental en la superficie y espacios entre los dientes. Esta placa se endurece y se forma el cálculo dental, que ocasiona un daño mayor. La acumulación de bacterias en la boca puede producir diversas afecciones, una de ellas siendo los dientes podridos, pero también otras como la gingivitis y la periodontitis.
Una buena rutina de higiene oral consta de un cepillado después de cada comida, es importante utilizar una técnica correcta de cepillado dental, el uso de hilo dental y de enjuague bucal a diario y acudir al dentista de manera regular para realizar una limpieza dental profesional, al menos una vez al año.
Una dieta alta en azúcares favorece el deterioro del esmalte dental. Además, los malos hábitos como el tabaco y el alcohol favorecen el desarrollo de la placa bacteriana, las caries y otras enfermedades bucodentales.
Para tener una buena salud oral y salud en general, es vital seguir una alimentación sana y equilibrada, evitando al máximo los alimentos procesados, el azúcar, el tabaco y el alcohol y centrarse en alimentos naturales que no dañen ni la salud oral ni la salud en general.
Las caries sin tratar son otra de las causas de tener un diente podrido por dentro. Tener grietas y roturas en los dientes también se convierte en un riesgo ya que estos huecos se convierten en depósitos de bacterias y restos de comida, haciendo que se forme más placa bacteriana y perjudicando la salud oral.
Otro causante de los dientes podridos es la xerostomía o la sequedad en la boca debido a la poca producción de saliva o a la respiración oral. Esto genera un desequilibrio de la flora bacteriana oral que favorece la acumulación de bacterias en la boca, lo que termina generando caries si no se es cuidadoso.
Las consecuencias de un diente podrido pueden llegar a ser graves si no se soluciona a tiempo. Estas consecuencias pueden afectar a la salud en general, no solo a la salud física si no a la mental, ya que pueden causar problemas severos de autoestima en la persona que padece esta patología.
La mala salud oral afecta a la estética de la sonrisa. Como hemos comentado, un diente podrido puede cambiar de color, o puede inclusive perderse, por lo que puede afectar gravemente la estética de la boca. Además, funcionalmente puede traer consecuencias también, ya que masticar puede convertirse en una tarea muy incómoda y dolorosa, incluso el habla se puede ver afectado debido a la incomodidad.
Además de las consecuencias ya mencionadas, otras consecuencias de un diente podrido pueden ser el deterioro de la salud en general ya que las infecciones orales no tratadas pueden aumentar el riesgo de problemas de salud en otras partes del cuerpo. También puede acarrear dificultades en las relaciones sociales, pues la mala salud bucal puede afectar la confianza en uno mismo y la interacción social, lo que puede tener un impacto negativo en las relaciones personales, profesionales y en la autoestima del paciente. El impacto emocional puede conllevar estados de ansiedad y depresión. Sin contar con los costos financieros de los tratamientos necesarios.
Para evitar estas complicaciones, es fundamental mantener una buena higiene bucal, visitar regularmente al dentista para revisiones y limpiezas, y abordar cualquier problema dental a tiempo. La prevención y el tratamiento oportuno son clave para mantener una sonrisa saludable.