Si tu dentista te ha explicado que posiblemente sea necesario practicarte cirugía maxilofacial, es probable que hayas entrado en pánico, principalmente por no saber qué es exactamente y si no existe un tratamiento alternativo para tu patología. Para tu máxima tranquilidad, te explicamos en qué consiste este tipo de cirugía, además de que conozcas cuándo es necesario practicar la cirugía maxilofacial e identificar si puede ser tu caso.
También conocida como cirugía ortognática (término que proviene del griego ortos, “recto”y de gnathos, “mandíbula”), la cirugía maxilofacial es una especialidad médico-quirúrgica que requiere varios años de formación hospitalaria y que se encuentra englobada dentro del plan de estudios del MIR (médico interno residente). Los cirujanos maxilofaciales cuentan con una exhaustiva formación que aúna conocimientos odontológicos y quirúrgicos, así como de oncología, patologías de glándulas salivares, disfunciones de la articulación temporo-mandibular y reconstrucción ósea de mandíbula y maxilar superior.
Se enfoca principalmente en el estudio, prevención, diagnóstico, tratamiento y recuperación de enfermedades, patologías y trastornos congénitos o adquiridos de origen tumoral, traumático o por degeneración, tanto en la fase infantil como en la adulta y que afectan a varias áreas bien definidas como son: cráneo, cara, cabeza y cuello, así como la cavidad oral y los huesos maxilares. El matiz importante que vincula esta especialidad médico-quirúrgica con la praxis odontológica es que también engloba la dentición (el denominador común), por lo que el cirujano maxilofacial trabaja en sinergia dentro con el dentista.
En resumen, y de forma más concreta, la cirugía maxilofacial se centra (hablamos a nivel dental) en solucionar cualquier patología, disfunción o sintomatología que nos impida tener una vida diaria normal en cuanto a mordida, masticación, habla, gesticulación y ausencia de dolor se refiere.
En medicina, así como en odontología, siempre se pautan inicialmente los tratamientos y técnicas más conservadoras. Para casos crónicos o más graves, recidivas o aquellos donde el tratamiento convencional ha fracasado, se prescribe la cirugía maxilofacial como única solución o alternativa posible. Lógicamente, esta decisión la debe sugerir el dentista que derive al paciente al cirujano maxilar y es el propio cirujano quien debe decidir cuándo es necesaria la cirugía maxilofacial y por qué.
¿Cómo lo hace? La anamnesis o entrevista clínica aporta mucha información acerca de las posibles enfermedades genéticas o congénitas del paciente, así como de sus hábitos de salud y sintomatología. Además, se han de solicitar pruebas radiodiagnósticas complementarias para evidenciar el estado real de estructuras óseas (dientes y maxilares), posibles abscesos, tumores u otras patologías como la artrosis mandibular. Una vez el cirujano maxilofacial cuenta con toda esta información necesaria, establece qué acciones quirúrgicas han de seguirse, así como de los tiempos de ejecución y pautas médicas recomendadas hasta entonces (toma de antibióticos o analgésicos, por ejemplo).
Si cuentas con alguno de estos síntomas o patologías, es recomendable que acudas al dentista o al cirujano maxilofacial para que te realice una exploración y valore si puede ser necesaria una posterior cirugía: