¿Notas un crujido mandíbula a la hora de masticar, bostezar o simplemente cuando abres y cierras la boca? Esto podría ser un síntoma de un trastorno de la articulación temporomandibular (ATM). A pesar de que le ocurre a mucha gente, muchos deciden ignorar y no prestar atención a este problema y se acostumbran a vivir con esta molestia. Lo recomendado es que en caso de que te ocurra, acudas a un dentista para que examine tu caso, para evitar que el crujido vaya a más y se presenten complicaciones. En este artículo vamos a hablar de las señales de alerta, posibles causas y cuándo buscar ayuda de un profesional cuando pienses: me cruje la mandíbula.
El crujido de mandíbula, también conocido como chasquido de la mandíbula o crepitación, se mueve de manera simétrica, esto puede indicar un desplazamiento o mal alineamiento de la ATM y los músculos que la rodean. Algunas señales de alerta para reconocer esta afección podrían ser las siguientes:
Las causas del crujido mandíbula pueden ser varias y, a menudo, está relacionado con trastornos de la ATM y los músculos que la rodean. Las posibles causas más comunes son las siguientes:
Como vemos, las causas de esta afección pueden variar de una persona a otra y, en algunos casos, puede darse por más de una causa, por lo que es importante acudir a un profesional para que pueda evaluar tus síntomas, realizar un examen físico y, si es necesario, solicitar pruebas adicionales para determinar la causa exacta y recomendar el tratamiento adecuado.
En el momento en el que pienses que te cruje la mandíbula o simplemente notes un chasquido, es cuando debes visitar un odontólogo. El especialista se encargará de realizar un chequeo y determinar el tratamiento a seguir. El tratamiento dependerá de la gravedad de la afección y de cada caso particular, sin embargo, los tratamientos más habituales son los tratamientos odontológicos, la fisioterapia y la medicación.
Para tener un buen diagnóstico, es importante acudir a un profesional. El especialista revisará tus síntomas y, si lo considera, escuchará y palpará tu mandíbula cuando abres y cierras la boca, observará el rango de movimiento de tu mandíbula y presionará en las áreas alrededor de la mandíbula para identificar los sitios de dolor o malestar.
Si tu médico o dentista sospecha que hay un problema, es posible que te realicen pruebas como radiografías dentales para examinar tus dientes y mandíbula, una tomografía computarizada para proporcionar imágenes detalladas de los huesos involucrados en la articulación y/o una resonancia magnética para revelar problemas con el disco de la articulación o el tejido blando circundante.