La odontología avanza cada día y los implantes dentales han sido uno de los tratamientos que en los últimos años ha revolucionado nuestro sector.
Un implante dental es un tornillo de titanio (material biocompatible) que se implanta en el hueso de nuestros maxilares sustituyendo las raíces de dientes perdidos y donde posteriormente podemos colocar una funda o corona para que sustituya completamente al diente.
La colocación de implantes dentales por parte de los dentistas ha aumentado progresivamente con el tiempo y, actualmente, es la mejor opción para la sustitución de dientes perdidos.
Como ya se explica en la ficha de tratamientos con implantes dentales, el proceso que seguimos al poner implantes consiste en la colocación de los implantes, un proceso de osteointegración que dura aproximadamente 2-3 meses y, finalmente, cuando ya existe estabilidad, ponemos una corona o prótesis sobre implantes.
En ocasiones ocurre lo que vulgarmente conocemos como “rechazo” del implante. En realidad no sucede así, no significa que nuestro cuerpo rechace el implante sino, que por diferentes causas, éste no se integra o no cicatriza correctamente en nuestro hueso.
No todos los fracasos de implantes son iguales ni suceden en el mismo momento del tratamiento. Por un lado, nos encontramos los implantes dentales que colocamos y a los pocos días/semanas fracasan, y por otro, el rechazo se produce tiempo después del tratamiento.
Cuando el fracaso sucede al inicio las causas principales suelen ser por infecciones postoperatorias, calidad o cantidad ósea insuficiente, enfermedades sistémicas (de todo el cuerpo) que no están controladas o son desconocidas, la técnica quirúrgica y la experiencia del implantólogo y el tabaco.
En estos casos lo que sucede es que no se forma un correcto tejido óseo alrededor del implante y éste no se integra bien. Aunque como hemos comentado, hay factores que no podemos controlar, es importante que el implantólogo haga una buena planificación del tratamiento y pueda prever si será necesario realizar algún tipo de injerto o regeneración para que no se dé un rechazo en el futuro.
En Clínica dental de Terrassa contamos con la experiencia del Dr. Óscar Benet, especialista en regeneración ósea, tratamiento que le permite poder realizar tratamientos más complejos o que a priori no tienen suficiente hueso, con técnicas avanzadas en regeneración que nos garanticen el éxito del implante dental.
Por otro lado, nos encontramos con implantes colocados tiempo atrás, que han funcionado correctamente durante tiempo y posteriormente fracasan. En estos casos, por diferentes causas, ocurre alguna alteración del proceso de cicatrización y del mantenimiento de la osteointegración. Habitualmente, la causa principal de este fracaso es la placa bacteriana, que puede dar lugar a mucositis (inflamación gingival sin pérdida de hueso) o periimplantitis (inflamación gingival con pérdida de hueso). Hay que tener en cuenta que los implantes necesitan de un mantenimiento igual o mejor que nuestros dientes naturales y, por tanto, si nuestros dientes pueden sufrir enfermedades de las encías relacionadas con la higiene dental y otras causas, los implantes también.
Desde hace unos años, existen técnicas de regeneración que permiten curar o al menos mejorar estas dos patologías (mucositis y periimplantitis) y con ello conseguir que el implante “enfermo” no fracase y el paciente pueda mantenerlo en boca.
Síntomas que nos encontramos en el rechazo de un implante:
Normalmente cuando nos encontramos ante una situación de fracaso de implantes dentales, el paciente lo detecta por los síntomas que hemos enumerado anteriormente o lo vemos en las visitas rutinarias de revisión al dentista.
Primero de todo no hay que asustarse. Debemos pedir cita con nuestro dentista de confianza para evaluar el alcance de la lesión.
En esta visita, el implantólogo valorará el implante y tras realizar pruebas (por ejemplo radiografías) decidirá cuál es el mejor tratamiento a realizar.
Como hemos explicado anteriormente, en ocasiones es posible regenerar los tejidos de alrededor del implante para que el paciente lo conserve y pueda seguir haciendo uso de él durante muchos años.
En otros casos, sobre todo cuando se dan al inicio, el implantólogo decide retirar el implante dental, dejando cicatrizar unos meses y volver a reimplantar, habitualmente con muy buen pronóstico para el paciente.